sábado, 1 de abril de 2006

Sólo un ala

Se despertó sobresaltada en su sillón. Se había dormido unos minutos antes mientras leía y eso la sorprendió, ella nunca se dormía leyendo.
Fue apagando las luces mientras iba a su dormitorio, se desvistió y se acercó a la cama sin prestarle atención hasta que algo atrajo su mirada. Sobre la almohada, intacta, destacándose sobre el blanco de la funda, había un ala de mariposa.
Era un ala hermosa, azul intenso con gamas de blancos y rojos diluídos.
Mientras la observaba comenzó a preguntarse cómo habría llegado allí. "Debe haber entrado una mariposa cuando abrí la ventana", se dijo, y comenzó a recorrer el departamento buscándola. Fue encendiendo las luces una a una, hasta que no quedó un sólo ambiente que no estuviese completamente iluminado. No había ninguna mariposa. "Qué extraño", se dijo, y de pronto se dio cuenta: si había perdido un ala no podría volar, seguramente caminó buscando un rincón oscuro donde protegerse.
Buscó debajo de cada mueble, en cada ángulo, detrás de cada puerta. Cuando se aseguró que no estaba a la vista comenzó a quitar cada objeto de su lugar, primero los muebles más grandes, hasta llegar a los pequeños objetos sobre mesas y repisas. No había ninguna mariposa. Miró dentro de los armarios, cajones, vasos y tazas. Nada.
Hizo un repaso mental de cada actividad desde la última vez que recordaba haber visto su almohada, esa misma tarde, cuando acomodó la cama. No había salido, tampoco abierto puertas o ventanas, excepto un instante en el que lo hizo con la ventana del living, pero estaba demasiado lejos, demasiadas paredes, y ninguna fuente de aire que pudiese provocar el vuelo que la hubiera depositado sobre su almohada.
"Una araña", pensó de pronto. Era lógico, quizás la mariposa hubiera caído en la tela de alguna y se desprendió un ala. Comenzó entonces a buscar hacia arriba, en los techos, las lámparas, los marcos de puertas y ventanas. Sólo encontró un par demasiado pequeñas como para enfrentar una mariposa del tamaño que se infería por el ala, y ni siquiera arañas de tela, sino dos minúsculas cueveras.
Se sentó en su cama, cansada y desconcertada. Buscó un papel, con él levantó el ala, y la depositó en una cajita de madera que alguna vez contuvo un perfume que jamás usó.
Comenzó a sentir un indefinido malestar. La escena parecía producida, el ala despositada casi con suavidad en su almohada, en el centro, donde no podría no haberla visto.
"Alguien la puso ahí", concluyó mientras todo su cuerpo se tensaba. Una vez más siguió con su memoria cada uno de sus movimientos, esta vez buscando aquel instante en el cual alguien pudiera haber entrado en su departamento sin que ella lo viera. Eran tantos: mientras estaba en su PC con los auriculares puestos, escuchando música de espaldas a la puerta, mientras se duchaba, en esos minutos que ya no recordaba cuántos serían en los que se durmió en el sillón.
El ala dejó de ser hermosa. Observó la cajita de madera y sintió pánico.
Corrió hacia la puerta comprobando que estaba cerrada con llave, pero aún así la trabó con una silla. Intentó tranquilizarse y dormir, pero cuando casi se apoyaba en la almohada sintió una ráfaga de repulsión, y la arrojó a varios metros.
No quiso contárselo a nadie, sólo comenzó a observar y analizar cada palabra, cada gesto, de las personas que la rodeaban. Días después se sintió lo suficientemente segura como para mencionar las palabras "mariposa" o "ala" en alguna charla y observar las reacciones. El mundo parecía ajeno a ella y su ala. Fue alejándose de él, manteniendo sólo los contactos imprescindibles para su supervivencia hasta casi desaparecer.
Cinco años después despertó sobresaltada en su sillón. Se había dormido leyendo. Fue apagando las luces mientras iba a su dormitorio, se desvistió, se acercó a la cajita de madera que alguna vez contuvo un perfume que nunca usó, la abrió, observó el ala, hermosa, azul, intacta, y se durmió.

8 comentarios:

Cinzcéu dijo...

Nadie sabe si es una mariposa que perdió un ala o sueña que encontró un ala de mariposa. Como dijo Calderón del Sueño, la vida es una barca.

Anónimo dijo...

Me gusto el cuento, tiene una onda entre cortazar y arlt. voy a venir a visitarlas mas seguido. muy buen blog

Anónimo dijo...

Puede modificar todo....

Amarah dijo...

Cinzcéu: lo importante es que se despertó.
Maun: muchos tenemos un ala de mariposa en algún lugar, y nada en el mundo nos hará verla insignificante.
Ana: gracias, y bienvenida, pasá cuando quieras, abrimos las 24 hs.
Miguel: puede, a veces.
besos a todos

Anónimo dijo...

Hola! Disculpen mi ausencia!
Acá estoy leyéndolas como siempre.
Amarah me gustó mucho tu relato.
Les dejo muchos cariños, que estén muy bien :D

Amarah dijo...

Lady Blue: hola, muchas gracias, cariños para vos también.

Anónimo dijo...

Acaso nadie pensó que podría tratarse de un ala que perdió su mariposa y estaba buscando nuevo dueñó que la lleve a pasear???

Amarah dijo...

Paterna: buena pregunta, y bastante tristes las posibles respuestas.