martes, 18 de abril de 2006

Ilusión sin fraude

Hace un tiempo mi hermana se sumergió en esa angustia de la cual apenas se asoma por momentos. Sabía lo que le pasaba sin necesidad de que me contase, pero me quedé a su lado permitiéndole decir lo que quisiera decir. Se sentía profundamente herida y defraudada por alguien en quien confiaba, y a quien quería.
Yo conocía bastante bien a la persona a la que se refería, no esperaba de él algo distinto a lo que hizo, por lo tanto no me defraudó. Pero mi hermana no había visto lo mismo que yo, y convirtió lo que no era más que su ilusión en la otra persona.
Es tan difícil reconocer el límite. Es tan difícil saber si duele más darnos cuenta que nos equivocamos, que esa confianza estaba puesta en alguien que queríamos que fuera y no en quien era, o enfrentarnos al hecho de que abiertamente nos mintieron. En ambos casos esa persona no era quien creíamos, pero en uno es la propia necesidad de ver, o la ceguera, queremos creer aunque no haya nada en el otro que nos indique que esa creencia tiene algo que ver con la realidad. En el otro el engaño es conciente, voluntario, quieren que creamos en alguien que no existe, y también queremos creer.
Cuando no se llega a los extremos se complica. Es simple ver el engaño cuando no hay coherencia entre lo dicho y lo hecho, pero no lo es cuando el conocimiento de ese otro es el que nos lleva a deducir cómo actuará.
Todos tenemos derecho a cambiar de ideas, todos alguna vez hemos dicho que haríamos o no algo y luego cambiamos, y seguramente todos alguna vez hicimos que otro se sintiera herido por ese cambio, pero hay bases constitutivas en una relación que no pueden ser amoldadas a la conveniencia de la circunstancia. El respeto es la máxima, sin él no hay nada más. Cuando descubrimos que aquel en quien confiábamos nos falta el respeto o permite que lo hagan avalándolo en silencio, que es lo mismo, todo se quiebra.
A mi hermana no la respetaron una y otra vez, directa e indirectamente, y siempre lo justificó, nunca quiso verlo, hasta que fue inevitable. Y luego confundió desilusión con defraudación.
Podés sentirte defraudado por quien siempre se presenta de un modo que te inspire (incluso te exija) confianza, pero te deja enfrentándote a una realidad muy diferente cuando no le conviene defender con hechos esa confianza, pero no culpar al otro por lo que no quisimos ver, aunque la desilusión duela del mismo modo.
Mi hermana cree que ya entendió que había inventado a alguien que no existía, que no la engañaron, y encontró en esa comprensión un mínimo alivio, ya que a partir de ese momento empezó a culparse a sí misma. Convirtió ese comprender que se engañó a sí misma en la perfecta excusa para justificar a quien la hirió.
Y yo no sé cómo explicarle que no hay culpas, que nada justifica a quien no la respeta, que se cree lo que se puede creer. Y que sólo queda asumir la responsabilidad del error, llorar, aprender y seguir.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No le digas nada, con esas cosas uno se tiene que dar cuenta solo. El amor a veces no deja ver nada.

Anónimo dijo...

Ya hiciste tu parte, Amarah. Ahora volvé a vos porque lo que pase no está en tus manos. un beso.

Anónimo dijo...

Vos paseme la dirección del zangano ese que lastimó a tu hermana que con unos amigos le queremos hacer una visita.

ALCON dijo...

Que desgraciado, lamento que tu hermana haya salido lastimada.

Como bien dices queda recuperarse, aprender y no volver a cometer los mismos errores.

Muchos besos y abrazos.

Amarah dijo...

Ana: es verdad, no deja ver nada. Dicen que una de las virtudes del amor es que permite que aceptemos o perdonemos cosas que en otro caso no haríamos, pero no sé si es una virtud.
Miguel: sí, lo sé.
Maun: sólo espero que el tiempo la ayude a no sufrirlo más.
Paterna: jajajaaa, gracias, te aseguro que el muchacho no lo justifica.
Alcon: sí, es cuestión de tiempo.
besos a todos, y gracias

Chiru dijo...

amarah, estar con ella ya es suficiente ayuda. Hay cosas que cada uno tiene que ver por sí mismos, y si no tienen esa capacidad, poco podemos hacer para cambairlo
besoabrazo!

Amarah dijo...

Gracias Chirusa, sé que es así, nadie puede hacer que otro vea, pero al menos podemos tratar de mostrárselo. Un beso.