Manos de gitana
De inmediato llegó la pregunta inevitable: "¿sabés leer las manos?". "Depende de en qué idioma estén escritas" respondí con la esperanza de que olviden la idea. Pero fue imposible, nada atrae más que imaginar algún acceso a lo oculto, al futuro, a otros. Nadie cree, pero nadie deja de leer el horóscopo.
"Dale, leémela" me dijo una chica de unos 25 años mientras ponía su mano a 5 cm de mis ojos. De inmediato leí en esa mano un peligro inminente: o se la "leía" o no tendría paz en el resto de la noche.
"Te sentís insegura ante una decisión que debés tomar" le dije seriamente mientras le quitaba de la palma algunas miguitas de torta que me impedían el conocimiento. "Siiiiii" respondió fascinada "¿cómo me va a ir?". "La decisión que tomes será la más acertada" continué. Para entonces ya se había formado un círculo de gente que limpiaba sus manos en espera.
"Alguien que querés no te comprende", "si te arriesgás vas a tener cambios importantes en tu vida", "pasaste por momentos difíciles", "alguien te traicionó", "no le decís la verdad a alguien", "querés hacer cambios en tu vida pero te asustan", "alguien que conocés está en una difícil situación y podés ayudarlo"... Cada una de mis lecturas recibió una seria aprobación, en algunos casos se retiraron con expresión de profunda introspectiva.
Al fin me cansé de decir obviedades y me fui a tomar aire. Meses después encontré a mi amiga, la del cumpleaños, y me contó que todos habían quedado impresionados por "lo acertado" de mis lecturas. Ninguno pareció darse cuenta que cada palabra que dije cuadraba casi para todos.
La única lectura que pude hacer de esas manos fue que los lugares comunes de la humanidad aún parecen ser esotéricos para una mayoría.