jueves, 12 de julio de 2007

La despedida

Era la meta desde el comienzo de la relación, aunque nunca lo hablaban y hasta evitaban imaginarlo. Sabían muy bien que el final había comenzado justo al principio. Encuentros y desencuentros, pasión y reproches.

-Te llamé y no estabas.
-Mi esposa se enfermó y debí llevarla al médico.
-No puedo llamarte siempre, ya sabés que mi esposo llega temprano .

Infinitas explicaciones que giraban siempre alrededor de la misma situación, y eternos intentos para frenar un final largamente anunciado. Miradas condenatorias, palabras sin futuro…


¿Hasta dónde llegamos con nuestros límites? Los vamos haciendo avanzar, en una acción desesperada por conservar dentro de nuestro territorio aquello que creemos poseer y que queremos conservar, sin ver que nos salimos del lugar donde estamos protegidos y entramos dentro de un “territorio de nadie“.
Detenerse a tiempo y volver al caudal es la opción más razonable, la que más cuesta y la que tomamos en última instancia, cuando agotados, nos damos cuenta que sólo corremos intentando alcanzar a alguien que nunca estuvo realmente allí para ser alcanzado.

La despedida se hace presente mucho antes de que nosotros reconozcamos que allí está, acechando implacable. Y cuando finalmente podemos sentirla presente, prolongamos, en engañosas maniobras y desesperadas acciones, ese momento.
Porque hasta el sufrimiento es, a veces, preferible a la nada.

5 comentarios:

Chiru dijo...

conozco esa despedida, pero fue hace tanto, que ya no la recordaba...
Muy cierta cada palabra.

Tuya dijo...

A veces el adiós comienza a gestarse desde el primer hola. Entonces ... ¡cuánto duele cada indicio que nos diga que lo inevitable está sucediendo! Cada vez que no llama, cada palabra dicha sin pasión, es para nosotros una señal de que llegó la hora de no vernos más. Y sin embargo ....

Anónimo dijo...

La nada es otra forma de sufrimiento, en apariencia más tolerable, pura inercia. Es increíble que tengamos la capacidad para meternos en callejones que sabemos sin salida, pero nos cueste tanto pegar la vuelta y buscar otro camino. Besos.

Paterna dijo...

Como una publicidad que se escucha en radio por estos lados que dice "Trabajás todo el día para que a tus hijos no les falte nada" ... y deja colgado en el aire un "Y en realidad lo que tus hijos necesitan es que vos le dediques algo de tu tiempo".
En las relaciones de parejas pasa mucho esto... está en la naturaleza.
Nadie quiere herir ni ser herido y por eso prolongamos algo que no queremos afrontar.

Maun dijo...

Chirusa, son despedidas difíciles, como casi todas, no recordarlas a veces evita volver a sufrirlas.

Fulana, es cierto, a veces estamos rodeados de signos que no queremos ver ni aceptar.

Amarah, y lo peor es que a veces no nos damos cuenta que estamos en ese callejón y que además es tan sin salida, hasta que ya es tarde y pegar la vuelta se hace casi imposible.

Pater, inclusive lo prolongamos aún sabiendo que herimos y somos heridos...y es qué afrontar es tan difícil a veces!!

Gracias a todos por sus comentarios, saludosss!!