viernes, 6 de abril de 2007

Sin guardapolvo

La muerte de Carlos Fuentealba es algo que, lamentablemente, casi todos esperábamos desde que fue alcanzado por la bomba de gas lacrimógeno disparada a pocos metros, por detrás, al auto en el que se alejaba. Dada la gravedad de sus heridas es increíble que haya sobrevivido tantas horas. Lo que nadie esperaba, incluyendo a Fuentealba, es que un reclamo salarial provocase tan sangrienta represión y persecusión.
A partir de su muerte comienza una nueva etapa cargada de culpas, excusas, oportunismo y movilizaciones.
A pocos minutos de la noticia de su muerte recibí un mail, un reenvío masivo sin firma responsable, en el cual se convoca a las marchas en repudio. Hasta allí, perfecto. El texto aprovecha para cargar las tintas sobre Kirchner por su responsabilidad por acción u omisión en la Ley Federal de Educación, y en la de Financiamiento Docente. Y allí es donde las aguas se enturbian.
Que Kirchner es parte responsable por la situación docente, por la continuidad de esa situación, no hay dudas, pero la represión y asesinato de Fuentealba están por encima del reclamo docente.
La represión fue ordenada por el gobernador neuquino Jorge Sobisch, a una policía provincial con un amplio prontuario por violencia y asesinato. La muerte de Carlos Fuentealba no es una cuestión docente.
La convocatoria termina con una consigna (que más parece una orden) que dice "los docentes deben concurrir con guardapolvo". Soy docente y no pienso ponerme ningún guardapolvo cuando vaya a repudiar el asesinato de un trabajador en una marcha. Que se trate de un maestro, albañil o enfermero es irrelevante. No es un reclamo gremial, va mucho más allá.
Las marchas docentes por reclamos docentes no deberían mezclarse, y no me interesa el espíritu de cuerpo ante este asesinato.
No es la primera víctima de la represión policial, y lamentablemente no tengo ninguna esperanza de que sea la última, ni que sus responsables políticos sean condenados. Quizás, porque es necesario, el asesino a sueldo que disparó el cuasimisilazo que destruyó la vida de Fuentealba, y su familia, sea identificado, y castigado públicamente, para que "veamos" que hay justicia.
Ojalá nadie vea que allí terminó la justicia. Ojalá nadie olvide quién dio la orden.

5 comentarios:

Cinzcéu dijo...

El asesino que disparó la granada sería Darío Poblete y ya está detenido. Parece que ya tiene una condena por "apremios ilegales" (eufemismo por torturas) de dos años de prisión y cuatro de inhabilitación, en suspenso porque apeló el fallo. Desconozco el código penal de Neuquén pero que a un policía torturador se lo inhabilite por cuatro años suena aberrante. ¿Por asesinato a sangre fría lo "inhabilitarán" otros cuatro o quizás seis u ocho?
Respecto de quién dio la orden, estimo que nadie indicó disparar granadas de gas desde un par de metros contra automóviles ocupados. La pregunta es cómo un condenado participa alegremente de estas operaciones policiales. Si bien tiene derecho a apelar su condena que, por lo tanto, no está firme, la cuestión es elemental.
Cuando un gil se roba una gallina queda preso durante todo el proceso y la eventual (y normalmente infructuosa) apelación. Cuando un torturador es condenado sigue en libertad y el Estado le provee armas para la comisión de nuevos crímenes. Supongo que alguien debería ser responsable de este criterio horroroso que acaba de cargarse la vida de un trabajador.

Amarah dijo...

Cinzcéu: cuando escribí el post desconocía este dato que das (gracias), aún no estaba identificado el asesino, pero repito: la represión fue ordenada por el gobernador neuquino Jorge Sobisch a una policía provincial con un amplio prontuario por violencia y asesinato. ¿Ordenó disparar granadas a la cabeza de alguien? seguramente no, pero la orden fue que la ruta esté libre para el turismo, sí o sí. Si tengo el poder de dar órdenes a una fuerza tengo la obligación de saber a quién se la estoy dando, si hay asesinos entre sus miembros tengo responsabilidad política, no se trató de un hecho aislado, la represión fue brutal y debemos "agradecer" que haya habido sólo una víctima. Un beso.

Maun dijo...

Y otra cosa a tener en cuenta, el programa que escuché hoy por la radio, donde varios oyentes llamaron para decir "el maestro debió quedarse en su casa y no provocar la ira policial" me parece aberrante y me confirma que los "Sobisch" tienen aún el respaldo de gente como esa que llama a las radios y me da miedo. Es que no aprendemos!!!??
Saludosss!!

1+ dijo...

Entre las desubicadísimas declaraciones de Sobisch, hoy escuché (cito de memoria): "Yo soy el principal responsable... Claro que también hay otros responsables y serán juzgados por la Justicia... Yo fui elegido por el pueblo y me juzgará la sociedad..." Increíble, apología de la impunidad.

Amarah dijo...

Maun: los Sobisch, que aún manejan la provincia como un feudo, cuentan con miles de adeptos y serviles obsecuentes que llaman a radios y votan. ¿Provocar la ira policial? ¿como si fuese un perro rabioso al que mejor no molestar? Sí, asustan, y dan asco. Besos.
1+: hoy leí otra de sus desubicadísimas declaraciones (que dentro del contexto en el cual se menciona, el asesinato de Fuentealba, suena a provocación).Sin que nadie se lo mencionase dijo: "yo no defiendo a Jorge Rafael Videla, pero Perón nunca hubiera descalificado a un oficial del ejército, como Kirchner hizo con un general de la democracia a quien le ordenó bajar el cuadro de Videla, como gesto de desprecio y poder". Una frase para veinte lecturas, sobre Sobisch, Perón, K, todas ellas repugnantes. Un beso.