Noche de los lápices
Menos de cinco horas bastaron para que las fuerzas militares de la dictadura secuestrasen aquella madrugada del 16 de septiembre de 1976 a Francisco, Daniel, Claudio, Horacio, María Clara y Claudia. El plan de secuestro, tortura y desaparición de personas ya estaba en plena vigencia aunque nadie había escuchado aún hablar de él.
La historia rescató del olvido esa noche de terror ideada por el torturador y asesino Ramón Camps perpetuándola como “La noche de los lápices”.
Cientos de testimonios hechos públicos a partir del juicio a las Juntas militares del Proceso permitieron ir armando el destino de esos seis jóvenes platenses, sus torturas, su sufrimiento, las risas de aquellos cobardes armados y protegidos por el Estado mientras provocaban el mayor dolor posible a adolescentes sin ninguna posibilidad de defensa.
La historia también une sus nombres al reclamo por un boleto estudiantil, y ese recuerdo no los honra, lucharon por mucho más que un boleto, por un mundo sin dictaduras, sin hambre, sin injusticias, con sus creencias, a su manera.
La historia los convirtió en símbolos. No fueron símbolos, fueron seis adolescentes con sus amores y odios, pasiones y opiniones, luchas y proyectos, corajes y temores, seis adolescentes como millones, con derecho a la vida.
El olvido no es opción.
La historia rescató del olvido esa noche de terror ideada por el torturador y asesino Ramón Camps perpetuándola como “La noche de los lápices”.
Cientos de testimonios hechos públicos a partir del juicio a las Juntas militares del Proceso permitieron ir armando el destino de esos seis jóvenes platenses, sus torturas, su sufrimiento, las risas de aquellos cobardes armados y protegidos por el Estado mientras provocaban el mayor dolor posible a adolescentes sin ninguna posibilidad de defensa.
La historia también une sus nombres al reclamo por un boleto estudiantil, y ese recuerdo no los honra, lucharon por mucho más que un boleto, por un mundo sin dictaduras, sin hambre, sin injusticias, con sus creencias, a su manera.
La historia los convirtió en símbolos. No fueron símbolos, fueron seis adolescentes con sus amores y odios, pasiones y opiniones, luchas y proyectos, corajes y temores, seis adolescentes como millones, con derecho a la vida.
El olvido no es opción.
María Claudia Falcone. 16 años
Claudio de Acha. 17 años
Horacio Ungaro. 17 años
María Clara Ciocchini. 17 años
Daniel Alberto Racero. 18 años
Francisco López Muntaner. 16 años